Evoqué sin más y de manera casi instintiva un yo semi ficticio que no tenía ni idea de nada.
Estaba sentada allí, chica, casi rubia, medio baja, ojos definidos según la luz en una gama de colores que no siguen escala cromática alguna; de ideas definidas, siempre pensando en abstracto; abstraídamente sentada allí.
Era tarde en el día, siete u ocho horas habrían pasado desde que el sol cruzó el cielo.
Al final del muelle, sentada, pies colgando al mar, la mirada ida al horizonte, el olvido a su espalda y posada sobre el futuro, para que no se me escapara y me estropeara el momento. Quizás allí fuera más feliz, aunque conociera menos palabras, menos ideas la habían penetrado, allí los sentimientos y las monedas no tenían nada que ver.
Parecía que el muelle empezaba a crecer, se extendía mar adentro en un océano silencioso o de olas que rompen en modo vibración, evaporando en vez de agua magia, y dejando vacío en vez de sal.Llovía en agosto, frío en los huesos, dientes que chocan de algo, qué más dará....
jueves, agosto 30, 2007
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4 comentarios:
Creo que lo más dificil lo sabes plasmar, pero la prosa está un poco atiborrada. Enhorabuena.
a que te refieres con atiborrada? muchas gracias, me encantan las Criticas, un beso
Vaya, me he leído unas cuantas de tus entradas y me encantan, creo que me voy a hacer asidua a leer tu blog,
saludos,
a mi me parce fantástico nena nu hagas muxo caso la prosa perfecta eso es k nu lo entienden muxos besitos
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