miércoles, agosto 15, 2007

Chica reversible

Todos de negro, cabizbajos, húmedos.
Yo, sentía una presión en el pecho que no me pertenecía, constante, creciente, oprimente.
Caminábamos despacio, como si no quisiéramos llega a aquel punto gris al que nos dirigía el gris camino.
Yo iba al final, la ultima del séquito, dejando una estela magenta oscuro, ni rastro del gris, desentonando.
Era el día que enterraban a mi cordura. Por fin. Por fin podría empezar a ser yo.

Chica reversible.

La veías ahí sentada en un banco de la estación. No levantaba la vista del libro, aunque no creo que estuviera prestando atención a lo que había allí escrito.
Sabía que estaba siendo observada y que, a pesar de ello, no veían cosa alguna. Tan firme, tan fría, tan seria, parecía impasible a emoción alguna, estática e inamovible.
Alguien se acercó, curioso, pero no desataba en ella acción así que se acerco más, y más y más....tanto que calló en el único lugar que tenía aun abierto al mundo: sus ojos. Dentro de ella se reflejaba a si misma. Se veía de frente, leyendo o caminando aquellas líneas.
De repente comenzó a sonar, de no se sabe donde, una melodía, ella seguía el ritmo con los pies. Tiró el libro, se subió al banco, caminó por él. Se subió a su vez al respaldo de éste e hizo equilibrios de un lado a otro. De un salto bajó y empezó a correr por la estación, buscando una espalda que guardara tras ella unos ojos verdes.
La quería, a veces se preguntaba por qué, pero tampoco le importaba no encontrar la respuesta, la quería y ya está. Iba tocando hombros esperando a la vuelta encontrar un rostro familiar.
Cada vez que empezaba a quedarse sin aliento le parecía verla entre la masa. Más rápido corría. Con la velocidad era como si estuviera en un túnel, dejó de ver lo que sucedía a los lados y sólo podía ver lo que señalaban sus pies.
Se chocó contra algo, agachó la cabeza y cuando alzó la mirada estaban ahí, los dos, tal y como los recordaba.
No pestañearon mientras el resto del mundo seguía con su frenético ritmo.
Se lo contó todo, con detalles, sin palabras, todo lo que no había podido decir antes, todo lo que no supo entender aquélla vez.
Así calló una pestaña y pidieron un deseo.

Una vez enterrada mi cordura, libre al fin de todo peso toca deshacerme de esta presión que me oprime el pecho. Arráncame las ropas, despójame de la piel, muérdeme los labios, deja que se pierdan mis manos en ti, perderme por cada uno de los rincones que escondes, hazme sentir más viva, parte de ti, y me liberarás.

6 comentarios:

AsDePiqas dijo...

El principio es eXquisito

El final, eléctrica tormenta

mismilcosas dijo...

Genial el entierro de la cordura, yo creo que nunca la llegue a tener... soy un loco que anda suelto, pero se disimularlo, asi no me encierran jejeje

Muas :)

Anónimo dijo...

mmm encerrado estas en ti mismo, muerte a la cordura!!!

AsDePiqas dijo...

Están en camino.

Libelle dijo...

La cordura es aburrida hasta cuando la entierran (que no implica que esté muerta =P )

Anónimo dijo...

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