Y en un momento de gran tensión, de miedo y de frustración, de impotencia me vuelve tu sabor a mi boca. El sabor de tus besos, su olor. Olorosos besos otorgados horas atrás en un abrazo en el que se pasó del día a la noche. Perdí en el, en ellos el sentido de las horas, como lo pierdo cada vez que estoy contigo.
Y ahora siento miedo por ti. ¿Dónde estás?, ¿porqué no sé aún nada de ti?
Se encoge en mi pecho un suspiro aterrorizado por la simple idea de que no estés bien.
Dudabas de ti misma, no creías en ti. Y la impotencia lleno mi ser, tu que lo eres todo y te crees nada. Inseguridad en tus palabras, repetidas creo que desde el miedo. Pero yo sé, pongo mi mano en el fuego, que no son verdad. Me lo ha dicho tu mirada, me lo contaron como secreto tus besos. Lo gritaban tus caricias y me cercioré en el más estrecho abrazo.
Si ya no crees en ti, cree en mi, amor, que yo nunca dejaré de creer en ti. Y recuerda siempre aquel momento del día a la noche en el que brotaron de mis ojos las lágrimas en medio de un abrazo en el que sentí como no había sentido antes que me querías. Que me quieres.