martes, febrero 06, 2007

ENSAYO XXXV

La humanidad somos verdugos.
Asesinos sangrientos del útero terrenal que nos vio nacer.
Somos mierda putrefacta.
Vertedero resumen del ansia de poder y egoísmo humanos.
Amantes salvajes de nuestra propia destrucción.

Los humanos nos revolcamos en el deterioro anímico ajeno.
Convertimos un habla hermosa en una lengua agónica.
Ocultamos verbas que sobreviven a golpe de cutres rugidos.
Lloramos y reímos a la vez del asco estúpido que nos acoge.

Y mientras, el mundo muere.
“A nosa Terra” enloquece y rompe.
Se quiebra en infinitos trozos.
Crack, crack, crack...

Ya se escucha de lejos el fin.
El filo del machete acechando en la sien.
Sin tiempo.
No hay tiempo.
No lo hay, no…
Tic-tac, tic-tac, tic-tac...
El ruido fiero y sordo del reloj ensordece los tímpanos del flojo infantil.

Bajo una explosión tibia de bajeza se esconde el culpable.
Con regalos y dulces de traición mojada hiere el clímax el muy cabrón.
No tiene que perder ni deber.
Es tiza feble todo en si.
Cicuta agónica en el reino de Dios.

Y pues que este es momento de hacer.
Hacer tremer y huir sin más con la cabeza gacha y la honra muerta.
Con este sereno fríame que me aprieta la garganta.
Desnudos nacemos y desnudos morimos.
Una vida con un alma y una veleta.
Sin rumbo ni ritmo.
Hojas muertas unidas a un mismo árbol.

Adiós amigo, adiós.
Me voy para no volver jamás..
Ni jamás..
Nunca jamás.
Para nunca máis…
¡Adiós mi bien, ad
iós!


XIV-XII-MMVI

Anna Atennea Érebo Euterpe
Y esta es la traducción, siento haber tardado tanto.
Disculpen las faltas.
Au revoir!

1 comentario:

AsDePiqas dijo...

PoPu


Poesía-Puñetazo