Un mundo mejor

Me dicen que soy extremista, que me estoy convirtiendo en aquello que tanto odio.
Pero no, yo no lo veo así. Ha sido una historia difícil. Años y años de penurias e injusticias sin que nadie hiciera nada para poner fin a ellas. Muertes, torturas, maltratos... Ahora estoy yo. Llegué aquí y sin que nadie hiciera nada, ni a favor ni en contra, soy lo que soy. Es mi única causa.
La extremista soy yo. No es la sociedad que nos destinó a una existencia de fregonas, planchas y calderos. Fuimos madre, esposas, mujeres, fuimos putas también. Fuimos el fondo de la historia, el oculto horizonte. Y ahora después de tanto tiempo, se despeja un poco el cielo y como un rayo de luz se ilumina el presente y vemos el pasado.
Un pasado injusto, ilógico.
Un presente razonable que podría ser mejor.
Y tendremos un futuro. ¿Cómo será? Está en nuestras manos. Está en mis manos.
Si esto es ser extremista, sí, lo soy. Estoy en este extremo que la sociedad prefiere ignorar. Y desde mi extremo yo voy a tirar hacia el futuro, mi futuro.
Dicen que las cosas han cambiado y que vamos a mejor. Pero niñas siguen muriendo en China, chicas siguen siendo mutiladas en oriente medio, mujeres son maltratadas en la puerta de al lado, son asesinadas, violadas en cualquier parte....
Y la extremista soy yo.
Muy curiosamente en mi extremo no hay hombres mutilados, maltratados, violados, acosados, infravalorados o rechazados por el simple hecho de ser hombres.
Nos han dado tan solo las posibilidades para erradicar todo esto, para hacer de este mundo nuestro mundo. Podemos creer que ese era el fin de la lucha y que ahora estamos en el lugar que nos corresponde, o podemos seguir luchando por un lugar mejor.