martes, febrero 28, 2006

igualdad

Todos somos iguales sin importar sexo, color, religión o forma de pensar.
Las diferencias que hay en la sociedad están producidas desde mi punto de vista, de manera histórica. La historia es la que ha hecho que a día de hoy, estén tan marcadas (aunque cada día menos) estas diferencias. A sometido a un porcentaje de la población, lo discrimina y es siempre a la minoría.

Pero como ya he dicho anteriormente, todos somos iguales.
Poco a poco por suerte las diferencias se van reduciendo, las razas se van dando cuenta de las pocas diferencias que hay entre ellas. Los sexos, o mejor dicho, la sociedad acepta un poco más cada día, que no hay diferencias entre hombres y mujeres, que no se es peor, menos importante, diferente o...”un bicho raro” por estar, por ejemplo, con una persona de tu mismo sexo, no creer en un mismo Dios, o incluso, no creer en ningún Dios,

Centrémonos un poco en cada uno de los temas.
Pero por muy triste que sea, a día de hoy se sigue, en menor medida, infravalorando a la mujer, tanto en el mundo laboral como cómo persona.
Alguno de los argumentos que dan los maltratadores es que sus mujeres no saben hacer nada, que los provocan, que les engañan o cualquiera razón que a ellos les parezca que los justifique, pero para eso no hay justificación.
A mi me parece, y a la mayoría de la población también, que los maltratadores (que conste que esto no es una justificación a sus actos) guían sus acciones por lo que han visto hacer en sus casas y en el mundo en general de pequeños, arreglar las cosas con la ley del más fuerte.
Sus mujeres, a las que acaban por minar su autoestima, se ven incapaces de denunciar la situación, puede que por miedo a las represalias, o también, porque en este campo las leyes son demasiado blandas y no les proporcionan la seguridad que a ellas, más que nunca les hace falta.

En el mundo laboral se les limita a las tareas consideras “de mujeres”. Cada día este campo lo vamos, y me incluyo aunque no forme parte aún, abriendo poco a poco con la base de unas mujeres que no tuvieron miedo a luchar a enfrentarse a la discriminación.
También se producen despidos por maternidad, como reflejaba ayer el “diario de avisos”. El artículo titulado “solución negociada para evitar que la maternidad se convierta en un tormento” relataba como los sindicatos andaluces se han puesto de acuerdo, haciendo de mediadores entre las afectadas y las empresas, para negociar los despidos de las trabajadoras embarazadas. Ese recurso es ilegal pero se ha llegado a esa medida con el fin de “ evitar un posterior acoso moral hacia estas empleadas cuando se reincorporen a su puesto”.

Pero a habido muchas, muchísimas situaciones en las que no se ha contratado a mujeres por su condición sexual, alegando que “...no están preparadas para realizar esa función” o “esto es un trabajo para Hombres....”
Como por ejemplo es el caso de Matilde Ucelay, la primera mujer arquitecta de España, que ha sido galardonada con el Premio Nacional de Arquitectura. Ella fue una de las primeras mujeres que “que supieron vivir con imaginación y abrieron caminos que ahora se pueden recorrer”. El jurado la premió por su “trayectoria excepcional y por mantener en todo momento su actividad frente a las dificultades”

Solo me he parado a analizar al situación de la mujer en el mundo occidental hasta nuestros días, fuera de él la situación es lamentable, aunque supongo que eso también dependerá de los ojos con los que se mire, para un árabe la situación de la mujer es la que debe de ser, limitada a la posesión de su marido.

La religión también marca muchas limitaciones y particularmente, mi opinión es que las religiones cohíben la libertad de expresión, como es por ejemplo, el caso que se está dando ahora con la caricatura de Mahoma.
Por lo general, doblegan a la población bajo unas”reglas”, por llamarlas de algún modo, a cambio de esperanza. ¡¡¡Someter de algún modo tu libertad a cambio de esperanzas!!! Hay que decir, a su favor, que cada día las religiones son más abiertas, aunque no todas.

Y esto en parte se deriva del segundo gran problema de esta, nuestra sociedad: el primero, es la falta de respeto, y el segundo la falta de personalidad. Y poniendo el caso de la religión como ejemplo, no son capaces de tener sus propias esperanzas, que necesitan que alguien se las imponga.
Y por eso, por la falta de personalidad, discriminan al diferente, al débil. Esa religión les obliga a ser como los demás, a pensar lo mismo, soñar con las mismas esperanzas, temer los mismos miedos. El miedo a lo desconocido en el caso de otras religiones o de la homosexualidad. Y para solucionar el problema, para acallar y combatir sus miedos ¿qué hacer? Muy sencillo atacar, discriminar, infravaloran, menospreciar y ellos mismos se discriminan pensando así, porque se alejan de la sociedad que estamos creando , creyéndose mejor, más importante por ser en apariencia como los demás.

Creo que esta sociedad discrimina al que es diferente, por el hecho de serlo, e intenta ser por encima de todo, monótona, necesitan tener la certeza de que son iguales a los demás. Esta reflexión puede ser un poco confusa.
En conclusión, en derechos y deberes, en oportunidades y capacidades, todos somos iguales, da igual hombre, mujer, cristiano, musulmán, judío o ateo, mas luego, todos somos diferentes e incomparables, por nuestras características personales, por nuestras esperanzas, nuestras metas, por habernos creado nuestra personalidad somos diferentes.

Una vez leí una frase que decía algo que me ha marcado:
“tú te ríes de mi porque soy diferente, yo me rió de ti porque eres igual a los demás”

s·A·f·O